Esta serie de fotografía, nace del deseo de contar la cantidad de estrellas que aparecían en astrofotografías en las revistas especializadas de astronomía. No había ningún plan artístico, solo contar la cantidad de estrellas en la foto.

Llegué a la conclusión de que la única manera de no saltearme ninguna y no contar más de una vez la misma estrella, era marcar la estrella contada y la mejor forma que encontré era simplemente taparla.

Lo hice, y más allá de la cantidad, me encontré con una imagen insospechada, un rectángulo negro, con solo la visión fantasmal de una nebulosa. La ausencia de estrellas y esa imagen indefinida, era como ahogante en un punto, y maravillosa por otro lado.

Me dije, quiero ver esto. quiero compartir esto (dicho sea de paso, esos dos deseos son los que me llevan a realizar mi trabajo), así que pensé: uso fotos de las publicaciones de revistas astronómicas o hago mis propias fotos? Pues, sonaba más divertido hacer mis propias fotos así que esta decisión me llevó a estudiar y practicar, leer libros, tutoriales, comprar lentes apropiados, cámaras apropiadas, viajar a lugares oscuros y varias aventuras más. Viajamos con Juli (Juliana iriart) a Los gigantes en Córdoba, a la Pampa del leoncito, San Juan,  a distintas playas, etc.

Esta primera parte del proyecto dio pié para lo que vendría después, que fue tapar las fuentes de luz pero citadinas, incluyendo por supuesto Buenos Aires. Realmente la pasé muy lindo buscando lugares iluminados por la noche, no solo desde el llano, sino buscando locaciones elevadas, mayormente ventanas bien ubicadas en casas u oficinas de amigues o conocidos.

Tanto en el caso de las astrofotografías como en las fotografías citadinas, era hermoso como al tapar las mismas fuentes de luz, se daba lugar a todo lo que pasaba con menos intensidad alrededor.

En el caso del cielo, nebulosas  claridades producto de sobreexposición alrededor de las estrellas, en el caso de la ciudad, la luz reflejada en pisos , paredes, árboles etc, y también los halos que rodeaban a las mismas fuentes de luz. es decir, colores reales, propios de lo fotografiado, y colores y claridades propios del aparato y el lente que registra.

Recuerdo estar en una fiesta, o haciendo yoga y preguntar, ¿puedo venir una noche con el equipo y sacar unas fotos desde tu ventana?

El paso siguiente, luego de no solamente sacar estas fotos, sino también entablar una relación estrecha con estos círculos levemente brillantes, de distinto tamaño, negros, fue que estos círculos tomaron protagonismo, eran para mí algo más que lo que tapaba la fuente de luz. Se volvieron un ente existencialista rarísimo.

Entonces empecé a realizar, con un lente potente, acercamientos a fuentes de luz en primer plano, de a una por foto, todas las fotos del mismo tamaño, cuadradas, pequeñas, con la fuente de luz centrada, con el círculo negro centrado en la foto.