Biografía

Martín Bonadeo (Buenos Aires, 1975), es un artista visual cuya obra se sitúa en la intersección de la ciencia, la espiritualidad y el simbolismo.
Utiliza diversas tecnologías expresivas en sus producciones, que son mayormente específicas para el sitio.
Formado como director de arte y publicista, obtuvo un doctorado en comunicación olfativa y realizó postdoctorados transdisciplinarios en instituciones como la University of California at Los Angeles, la University of Richmond y la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona. Inició su carrera artística en 2000 y ha presentado más de ochenta exposiciones en diversas ciudades. Su trabajo recibió premios y está referenciado en numerosos medios y publicaciones. Ha publicado cinco libros y se produjeron dos documentales sobre su obra.Como profesor, ha impartido cursos experimentales y creó centros universitarios de investigación transdisciplinaria en diversas universidades de Argentina, EE.UU. y España. Desde su primera instalación "El camino del alma” (2001), su trabajo explora caminos para re-ligar la idea de cielo y tierra como elementos separados.
En los diez últimos años su obra integra la cosmovisión andina a las tradiciones místicas de oriente y occidente generando tiempo/espacios de encuentro y de paz.
Desde 2021, Bonadeo vive en Barcelona con su familia.

Statement

Soy un artista contemporáneo nómade. Cuando algo se pone rutinario, necesito saltar a otro tema. Cuando siento que domino una técnica, paso a la siguiente. Hay algo de ese estar incómodo que me activa. Me gusta hacer obras en lugares que no fueron pensados para hacer arte. Al principio para entender cómo funciona un entorno y dialogar poéticamente con la novedad que me propone un lugar. Luego, para analizar sus diferencias con lo que conozco. Cada tanto, mis obsesiones me hacen volver a pasar por un lugar en el que ya estuve, y me encanta detectar todo lo que cambió en el entorno y en mi persona. Mi quehacer es tangencial. No me atrae el centro de las escenas, sino que habito los círculos desde sus bordes. Hay algo efímero y frágil en muchos de mis proyectos. Tal vez porque deseo emular esa magia que se produce cuando descubrimos un arco iris, una estrella fugaz o un fuego artificial en el cielo y tratamos de atesorar la experiencia de esa imagen pasajera en nuestras memorias.